jueves, 27 de agosto de 2009

Borges y el Infinito

La siguiente entrevista publicada en La Nación descubre un aspecto de la obra de Jorge Luis Borges muy poco mencionado por la crítica: su percepción aguda y dramática de la existencia del Misterio.

Destacan el espíritu religioso que esconde la obra de Borges

De Jorge Luis Borges se ha dicho que fue un panteísta nihilista, un nominalista, un seguidor del platonismo y un agnóstico. Hasta ahora, los críticos y exégetas del gran escritor argentino coincidían en descartar un Borges de inclinaciones religiosas.

Sin embargo, el italiano Biagio D’Angelo, doctor en teoría literaria por la Universidad de Estudios Humanísticos de Moscú, afirma que Borges fue “un hombre religioso que percibió la existencia de un misterio que hace a todas las cosas”.

D’Angelo, también decano y profesor de la Facultad de Ciencias de la Educación en la Universidad Católica Sedes Sapientiae, de Lima, Perú, y miembro de la Asociación Internacional de Literatura Comparada, escribió Borges en el centro del infinito (editado por esa universidad), libro que reúne 11 ensayos sobre la obra poética y narrativa del autor de El Aleph. Uno de ellos está dedicado por entero a la religiosidad en Borges.

“He intentado despojar a Borges del aura de poeta o escritor totalmente refractario a cualquier tendencia, digamos así, metafísica, que le asigna la crítica tradicional”, dijo D’Angelo en diálogo con LA NACION durante una reciente visita que hizo a la Argentina, donde ofreció conferencias en distintos ámbitos académicos.

-Usted sostiene que Borges fue un hombre religioso, pero él mismo se decía agnóstico.

-Ser agnóstico significa admitir la imposibilidad de conocer a Dios, y eso es algo diferente de la irreligiosidad. Percibí que lo agnóstico era en Borges una forma de realismo ontológico; es decir, el de la criatura que sabe que nunca podrá conocer a Dios. La misma ceguera en él es alegórica y no solamente física. Parece decir: "Yo no podré ver a Dios; lo veré sólo después, cuando encuentre los arquetipos, los esplendores sagrados". El agnosticismo en Borges, para mí, es una forma de humildad del poeta.

- ¿En qué consiste entonces su religiosidad?
-Hay en él una percepción de un misterio que hace a las cosas; aun cuando lo niega, en su obra mantiene una relación dramática con ese misterio. Que se llame Dios o se llame Aleph es lo mismo. Considero lo religioso una última playa de la razón, y Borges, que es un hombre eminentemente de la razón, intuyó que el último trabajo de ésta es percibir el misterio que hace al universo. Esta suerte de religiosidad en él se une con lo que podríamos llamar un punto de fuga.

-¿Cuál sería?
-El reconocimiento de que en la percepción humana hay algo que escapa a todo esquema, pero sin lo cual no se puede justificar la existencia de las cosas, ni la propia. En una comunicación de radio con Antonio Carrizo, Borges dice: "He dudado de Dios, pero no de su cara".

(...)
Por Silvina Premat
De la Redacción de LA NACION. Entrevista completa en http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=875556

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