jueves, 27 de agosto de 2009

Graham Greene, La última palabra

En La última palabra, texto poco conocido de Graham Greene, con su ya conocida inquietud por los abusos de poder, el británico denuncia el intento por silenciar la experiencia humana.


Aunque solamente fuese por título, "La última palabra" (...) parece útil desempolvar para el gran público este magnífico relato. Publicado en 1988 en el periódico inglés The Independent, recopilado en volumen por el autor en 1990 y traducido al castellano en 1991, se trata de un texto ciertamente privilegiado por el autor ya que "The Last Word" encabeza el último libro del inglés.

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"La última palabra" es un relato de ciencia-ficción. Género, que junto a otros denominados populares, tiene sus orígenes y se desarrolla, marcando modelos y paradigmas, en el mundo anglosajón. La ciencia ficción es un cauce que permite imaginar el futuro y crear un universo no conocido. Si uno de los componentes esenciales de este género es el juego de la imaginación, se intenta deleitar explorando posibilidades fantásticas en torno al futuro, otra de sus características más habituales es servir de advertencia, cuando no posee un valor profético, de denuncia o atiende a la descripción dramática del final de los tiempos. El relato de Greene deleita con las estrategias de un gran narrador, cumpliendo el primer rasgo; además con su ya conocida inquietud por los abusos de poder, el británico denuncia el intento por silenciar la experiencia humana.

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Esta "última palabra" de Greene nos deja dos perplejidades. La primera es que nos parece extraño que quien ha representado con tanto acierto los conflictos del siglo XX, desde la Viena de la posguerra, pasando por el Mexico revolucionario, Indochina o Cuba, abandone su presente para viajar hacia el futuro. ¿O es qué el género de ciencia-ficción le permite la crítica a la mayor de las aberraciones que pueda ocurrir en la historia, a saber, el intento por parte del poder de acabar con la conciencia y la memoria con la máxima "limpieza"? La segunda pregunta es por qué el escritor de la traición, el autor que magistralmente ha sabido describir este sentimiento de deslealtad, es decir, el más doloroso de los males en el que pueden caer el hombres, abandona este tema para dedicarse justo al opuesto. Greene, consciente de que la traición en sus múltiples movimientos y modulaciones es siempre una posibilidad del alma humana y que de ésta nacen los grandes conflictos que mueven la historia, desplaza en este relato su centro. "La última palabra" constituye un auténtico homenaje a la lealtad: la fidelidad de Juan es el reflejo de un pacto antiguo y por eso de una lealtad que es anterior al personaje, es la de un hombre que, mutilado y crucificado, sigue acompañando a su pueblo.

Gudalupe Arbona Abascal. Artículo entero en http://iglesia.libertaddigital.com/el-ultimo-cristiano-1276229290.html

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